sábado, 12 de septiembre de 2009

Fray Ramón Pané


Yo, fray Ramón, pobre ermitaño de la Orden de San jerónimo, por mandato del ilustre señor Almirante y virrey y gobernador de las Islas y de la tierra Firme de las Indias, escribo lo que he podido aprender y saber de las creencias e idolatrías de los indios, y de cómo veneran a sus dioses. De lo cual ahora trataré en la presente relación.





Cada uno, al adorar los ídolos que tienen en casa, llamdos por ellos cemíes, observa un particularmodo y superstición. Creen que está en el cielo y es inmortal y que nadie puede verlo y que tiene madre, mas no tiene principio y a éste llaman Yúcahu Bagua Maórocoti y a su madre llaman Atabey, Yermao, Guacar, Apito y Zuimaco, que son cinco nombre. Estos de los que escribo son de la isla Española; porque de las otras islas no sé cosa alguna porno habaerlas visto jamás. Saben asimismo de qué parte vinieron y de donde tuvieron origen el sol y la luna y cómo se hizo el mar y adónde van los murtos. Y creen que los muertos se les aparecen por los cminos cuando alguno va solo; porque, cuando van muchos juntos, no se les aparecen. Todo esto les han hecho creer sus antepasados; porque ellos no saben leer, ni contar sino hasta diez.
CAPÍTULO I De qué parte han venido los indios y en qué modo
La Española tiene una provincia llamada Canonao en la que está una montaña que se llama Cauta que tiene dos cuevas nombradas Cacibajagua una y Amayaúna la otra. De Cacibajagua saló la mayor parte de la gente que pobló la isla. Esta gente eestando en aquellas cuevas, hacía guardia de noche y se había encomendado este cuidado a uno que se llamaba Mácocael, el cual, porque un día tardó en volver a la puerta, dicen que se lo llevó el Sol. Visto, pues, que el Sol se había llevado a éste por su mala guardia, le cerraron la puerta; y así fue transformado en piedra cerca de la puerta. Después dicen que otros, habiendo ido a pescar, fueron presos por el Sol y se convirtieron en árboles que ellos llaman jobos y de otromodo se llaman mirobálanos. El motivo por el cual Mácocael velaba y hacía la guardia era para ver a qué parte ñmandaría o repartiría la gente y parece que se tardó para sumayor mal.
CAPÍTULO II Cómo se separaron los hombres de la mujeres
Sucedió que uno, que tenía por nombre Guahayona, dijo a otro que se llamaba Yahubaba que fuese a coger una hierba llamada digo con la que se limpian el cuerpo cuando van a lavarse. Este salió antes de amanecer y le cogió el Sol por el camino, y se convirtió en pájaro que canta por la mañana como el ruiseñor y se llama yahubabayael. Guahayona, viendo que no volvía el que había enviado a recoger el digo, resolvió salir de la dicha cueva Cacibajagua.
CAPÍTULO III Que Guahayona, indignado, resolvió marcharse, viendo que no volvían aquellos que había mandado a recoger el digo para lavarse
Y dijo a las mujeres: "Dejad a vuestros maridos, y vámonos a otras tierras y llevemos mucho güeyo. Dejad a vuestros hijos y llevemos solamente la hierba con nosotros que después volveremos por ellos".
CAPÍTULO IV Guahayona partió con todas las mujeres
Guahayona partió con todas las mujeres y se fue en busca de otros países y llegó a Matininó, donde en seguida dejó a las mujeres y se fue a otra región llamada Guanín; y había dejado a los niños pequeños junto a un arroyo. Después cuando el habre comenzó a molestarles, dicen que lloraban y llamaban a sus madres que se habían ido; y los pdres no podían dar remedio a los hijos que llamaban con hambre a las madres diciendo "mama" para hablar, pero verdaderamente para pedir la teta. Y llorando así y pidiendo teta diciendo "toa, toa" como quien pide una cosa con gran deseo y muy despacio, fueron transformados en pequeños animales a maanera de ranas, que se llaman tona, por la petición que hacían de la teta. Y de esta manera quedaron todos los hombers sin mujeres.
CAPÍTULO V Que después hubo mujeres otra vez en la dicha isla Española que antes se llamaba Haití y así la llaman los habitantes de ella; y aquella y las otras islas las llamaban Bohío
Y puesto que ellos no tienen escritura ni letras no pueden dar buena cuenta de cómo han oído esto de sus antepasados y por eso no concuerdan en lo que dicen, ni aun se puede escribir ordenadamente lo que refieren. Cuando se marchó Guahayona, el que se llebó todas las mujeres, asimismo se llevó las mujeres de su cacique que se llamaba Anacacuya, engañándolo como engañó a los otros. Y además un cuñado de Guahayona, Anacacuya, que se iba con él entró en el mar; y dijo dicho Guahayona a su cuñado, estando en la canoa: "Mira qué hermoso cobo han en el agua", lo cual cobo es el caracol de mar. Y cuando éste miraba el agua para ver el cobo, su cuñado Guahayona lo tomó por los pies y lo tiró al mar; y así tomó todas las mujeres para sí, y las dejó en Matininó, donde se dice que hhoy día no hay más que mujeres. Y él se fue a otra isla, que se llama Guanin y se llamó así por lo que se llegó de ella, cuando fue allá.
CAPÍTULO VI Que Guahayona volvió a la dicha Cauta de donde había sacado las mujeres
Dicen que estando Guahayona en la tierra adonde había ido, vio que había dejado en el mar una mujer, de lo cual tuvo gran placer y al instante buscó muchos lavatorios para lavarse, por estar lleno de aquellas llagas que nosotros llamamos mal francés.(6) Ella le puso entonces en una guanara, que quiere decir lugar apartado y así estando allí sanó de sus llagas. Después le pidió licencia para seguir su camino y él se la dio. Llamábase esta mujer Guabonito. Y Guahayona se cambio elnombre llamándose de ahí en adelante Albeborael Guahayona. Y la mujer Guabonito le dio a Albeborael Guahayona muchos guanines y muchas cibas para que las llevase atadas a los brazos, pues en aquellas tierras las cibas son de piedras que se asemejan mucho al mármol y las llevan atadas a los brazos y al cuello, y los guanines los llevan en las orejas, haciéndose agujeros cuando son pequeños y son de metal casi como de florín. El origen de estos guanines dicen que fueron Guabonito, Albeborael Guahayona y el padre de Albeborael. Guahayona se quedó en la tierra con su padre, que se llamaba Hiauna. Su hijo por parte de padre se llamaba Híaguaili guanín, que quiere decir hijo de Hiauna; y desde entonces se llamó guanín y así se llama hoy día. y como no tienen letras ni escrituras, no saben contar buen tales fábulas, ni yo puedo escribirlas bien. Por lo cual creo que pongo primero lo que debiera ser último y lo último primero. pero todo lo que escribo así lo narran ellos, como lo escribo y así lo pongo como lo he entendido de los del país.
CAPÍTULO VII Cómo hubo de nuevo mujeres en la dicha isla de Haití que ahora se llama la Española
Dicen que un día fueron a lavarse los hombres y estando en el agua, llovía mucho, y que estaban muy deseosos de tener mujeres; y que muchas veces cuando llovía, habían ido a buscar las huellas de sus mujeres; mas no pudieron encontrar alguna nueva de ellas. Pero aquel día, lavándose, dicen que vieron caer de algunos árboles, bajándose por entre las ramas, una cierta forma de personas, queno eran hombres ni mujeres, ni tenían sexo de varón ni de hembra. Y fueron a tomarlas pero huyeron como si fuesen anguilas. Por lo cual llamaron a dos o tres hombres por mandato de su cacique, puesto que ellos no podían atraparlas para que viesen cuántas eran y buscasen para cada una un hombre que fuese caracaracol, porque tenían las manos ásperas y que así estrechamente las sujetasen. Dijeron al cacique que eran cuatro y así llevaron cuatro hombres que eran caracaracoles. El cual caracaracol es una enfermedad como sarna que hace al cuerpo muy áspero. Después que las hubieron tomado, tuvieron consejo sobre cómo podían hacer que fuesen mujeres, puesto que no tenían sexo de varon ni de hembra.
CAPÍTULO VIII Cómo hallaron remedio para que fuesen mujeres
Buscaron un pájaro que se llama intiri, antiguamente llamado inriri cahubabayael, el cual agujera los árboles y en nuestra lengua llámase pico. E ugualmente tomaron a aquellas mujeres sin sexo de varón ni de hembra les ataron los pies y las manos y trajeron el pájaro mencionado y se lo ataron al cuerpo. Y éste creyendo que eran maderos, comenzó la obra que acostumbraba picando y agujereando en el lugar donde ordinariamente suele estar el sexo de las mujeres. Y de este modo dicen los indios que tuvieron mujeres, según cuentan los más viejos. Puesto que escribií de prisa y no tenía papel bastnte, no puedo poner en su lugar lo que por error trasladé a otro; pero con todo y eso no he errado porque ellos lo creen todo tal como lo he escito. Bolbamos ahora a lo que debíamos haber puesto primero, esto es, a la opinión que tienen sobre el origen y principio del mar.
CAPÍTULO IX Cómo dicen que fue hecho el mar
Hubo un hombre llamado Yaya, del que no saben el nombre; y su hijo se llamaba Yayael, que quiere decir hijo de Yaya. El cual Yayael, queriendo matar a su padre, éste lo desterró y así estuvo desterrado cuatro meses; y después su padre lo mató y puso los huesos en una calabaza y la colgó del techo de su casa, donde estuvo colgada algún tiempo. Sucedió que un día, con deseo de ver a su hijo, Yaya dijo a su mujer: "Quiero ver a nuestro hijo Yayael". Y ella se alegró y bajando la calabaza, la volcó para ver los huesos de su hijo. De la cual salieron muchos peces grandes y chicos. De donde, viendo que aquellos huesos se habían transformado en peces, resolvieron comerlos. Dicen, pues, que un día, habiendo ido Yaya a sus conucos que quiere decir posesiones que eran de su herencia, llegaron cuatro hijos de una mujer que se llamaba Itibaa Cahubaba, todos de un vientre y gemelos; la cual mujer, habiendo muerto de parto la abrieron y sacaron fuera los cuatro dichos hijos y el primero que sacaron era caracaracol, que quiere decir sarnoso, el cual caracaracol tuvo por nombre Deminán; los otros no tenían nombre.
CAPÍTULO X Cómo los cuatro hijos gemelos de Itiba Cahubaba que murió de parto, fueron juntos a recoger la calabaza de Yaya donde estaba su hijo Yayael que se había transformado en peces
Y mientras comían, sintieron que venía Yaya de sus posesiones y queriendo en aquel apuro colgar la calabaza, no la colgaron bien, de modo que cayó en tierra y se rompió. Dicen que fue tanta el agua que salió de aquella calabaza, que llenó toda la tierra y con ella salieron muchos peces; y de aquí dicen que haya tenido origen el mar. Partieron después éstos de allí y encontraron un hombre llamado Conel, el cual era mudo.
CAPÍTULO XI De las cosas que pasaron los cuatro hermanos cuando iban huyendo de Yaya
Éstos, tan pronto como llegaron a la puerta de Bayamanaco y notaron que llevaba cazabe, dijeron: Ahiacabo guárocoel, que quiere decir: "Conozcamos a este nuestro abuelo". Del mismo modo Deminán Caracaracol, viendo delante de sí a sus hermanos, entró para ver si podía conseguir algún cazabe, el cual cazabe es el pan que se come en el país. Caracaracol, entrando en casa de Bayamanaco, le pidió cazabe, que es el pan susodicho. y éste se puso la mano en la nariz y le tiró un guanguayo a la espalda; el cual guanguayo estaba lleno de cohoba que había hecho hacer aquel día; la cual cohoba es un cierto polvo que ellos toman a veces para purgarse y para otros efectos que después se dirán. Ésta la toman con una caña de medio brazo de largo y ponen un extremo en la nariz y el otro en el polvo; así lo aspiran por la nariz y esto les hace purgar grandemente. Y así les dio por pan aquel guanguayo, en vez del pan que hacía; y se fue muy indignado porque se lo pedían... Caracaracol, después de esto, volvió junto a sus hermanos y les contó lo que le había sucedido con Bayamanacoel y del golpe que le había dado con el guanguayo en la espalda y que le dolía fuertemente. entonces sus hermanos le miraron la espalda y vieron que la tenía muy hinchada; y creció tanto aquella hinchazón, que estuvo a punto de morir. Entonces procuraron cortarla y no pudieron; y tomando un hacha de piedra se la abrieron y salió una tortuga viva, hembra; y así se fabricaron su casa y criaron la tortuga. De esto no he sabido más; y poco ayuda lo que llevo escrito. Y también dicen que el Sol y la Luna salieron de una cueva, que está en el país de un cacique llamado Mautiatihuel, la cual cueva se llama Iguanaboína, y ellos la tienen en mucha estimación y la tienen toda pintada a su modo, sin figura alguna, con muchos follajes y otras cosas semejantes. y en dicha cueva había dos cemíes hechos de piedra, pequeños, del tamaño de medio brazo, con las manos atadas y parecía que sudaban. Los cuales cemíes estimaban mucho; y cuando no llovía, dicen que entraban allí a visitarlos y en seguida llovía. Y de dichos cemíes, al uno le llamaban Boínayel y al otro Márohu.
CAPÍTULO XII De lo que piensan acerca de andar vagando los muertos y de qué manera son y qué cosa hacen
Creen que hay un lugar al que van los muertos, que se llama Coaybay y se encuentra a un lado de la isla que se llama Soraya. El primero que estuvo en Coaybay dicen que fue uno que se llamaba Maquetaurie Guayaba, que era señor del dicho Coaybay, casa y habitación de los muertos.
CAPÍTULO XIII De la forma que dicen tener los muertos
Dicen que durante el día están recluidos y por la noche salen a pasearse y que comen de un cierto fruto que se llama guayaba, que tiene sabor de membrillo, que de día son... y por la noche se convertían en fruta; y que hacen fiesta y van juntos con los vivos. Y para conocerlos observan esta regla: que con la mano les tocan el vientre y si no les encuentran el ombligo, dicen que es operito, que quiere decir muerto: por esto dicen que los muertos no tienen ombligo. Y así quedan engañados algunas veces, que no reparan en esto y yacen con alguna mujer de las de Coaybay y cuando piensan tenerlas en los brazos, no tienen nada, porque desaparecen en un instante. Esto lo creen hasta hoy. Estando viva la persona, llaman al espíritu goeíza y después de muerta, la llaman opía; la cual goeíza dicen que se les aparece muchas veces tanto en forma de hombre como de mujer; y dicen que ha habido hombre que ha querido combatir con ella y que viniendo a las manos, desaparecía y que el hombre metía los brazos en otra parte sobre algunos árboles, de los cuales quedaba colgado. Y esto lo creen todos en general, tanto chicos como grandes; y que se les aparece en forma de padre, madre, hermanos o parientes y en otras formas. El fruto del cual dicen que comen los muertos es del tamaño de un membrillo. Y los sobredichos muertos no se les aparecen de día, sino siempre de noche; y por eso con gran miedo se atreve alguno a andar solo de noche.
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CAPÍTULO XXV bis Cómo partimos para ir al país de dicho Mabiatué, esto es, yo, fray Ramón Pané, pobre ermitaño, fray Juan de Borgoña, de la orden de San Francisco y Juan Mateo, el primero que recibió el agua del santo bautismo en la isla Española
Al segundo día que partimos del pueblo y residencia de Guarionex para ir a otro cacique llamado Mabiatué, la gente de Guarionex edificaba una casa junto al adoratorio, en el cual dejamos algunas imágenes ante las cuales se arrodillasen y orasen y se consolasen los catecúmenos, que eran la madre, los hermanos y los parientes del mencionado Juan Mateo, el primero cristiano a los que se juntaron otros siete; y después todos los de su casa se hicieron cristianos y perseveraron en su buen propósito según nuestra fe. De modo que toda la referida familia quedaba para guardar dicho adoratorio y algunas heredades que yo había labrado o hecho labrar. Y habiendo quedado aquellos en custodia de dicho adoratorio, al segundo día después de que hubimos partido para ir al sobredicho Mabiatué, fueron seis hombres al adoratorio, que dichos catecúmenos, en número de siete, tenían bajo su custodia y por mandato de Guarionex les dijeron que tomasen aquellas imágenes que fray Ramón había dejado al cuidado de los sobredichos catecúmenos, las destrozasen y rompiesen, pues fray Ramón y sus compañeros se habían marchado y no sabrían quien lo había hecho. porque los seis criados de Guarionex que fueron allí, encontraron a los seis muchachos que custodiaban el oratorio, temiendo lo que después sucedió. Y los muchachos, así adoctrinados, dijeron que no querían que entrasen; mas ellos entraron a la fuerza y tomaron las imágenes y se las llevaron.
CAPÍTULO XXVI De lo que sucedió con las imágenes y del milagro que hizo Dios para mostrar su poder
Salidos aquellos del adoratorio, tiraron las imágenes al suelo y las cubrieron de tierra y después orinaron encima, diciendo: "Ahora serán buenos y grandes tus frutos". Y esto porque las enterraron en un campo de labranza, diciendo que sería bueno el fruto que allí se había plantado; y todo esto por vituperio. Lo cual visto por los muchachos que guardaban el adoratorio, por orden de los susodichos catecúmenos, corrieron a sus mayores, que estaban en sus heredades y les dijeron que la gente de Guarionex había destrozado y escarnecido las imágenes. Lo cual sabido de ellos, dejaron lo que hacían y corrieron gritando a darle conocimiento a don Bartolomé Colón, que tenía aquel gobierno por el Almirante su hermano, que se había ido a Castilla. Éste, como lugarteniente del virrey y gobernador de las islas, formó proceso contra los malhechores y sabida la verdad, los hizo quemar públicamente. pero con todo esto, Guarionex y sus vasallos no se apartaron del mal propósito que tenían de matar a los cristianos en el día designado para llevarles el tributo de oro que pagaban. pero su conjuración fue descubierta y así fueron presos aquel mismo día que querían llevarla a efecto. y no obstante todo esto, perseveraron en su perverso propósito y poniéndolo por obra mataron a cuatro hombres y a Juan Mateo principal cristiano y a su hermano Antón, que había recibido el santo bautismo. y corrieron adonde habían escondido las imágenes y las hicieron pedazos. Pasados algunos días, el señor de aquel campo fue a sacar los ajes, los cuales ajes son ciertas raíces semejantes a nabos y otras parecidas a rábanos y en el lugar donde habían estado enterradas las imágenes, habían nacido dos o tres ajes, como si hubiesen puesto el uno por medio del otro, en forma de cruz. No era posible que nadie encontrase tal cruz y sin embargo la halló la madre de Guarionex, que es la pero mujer que he conocido en aquellas partes, la cual tuvo esto por gran milagro y dijo al alcaide de la fortaleza de la Concepción: "Este milagro ha sido mostrado por Dios donde fueron halladas las imágenes. Dios sabe por qué." Digamos ahora cómo se hicieron cristianos los primeros que recibieron el santo bautismo y lo que es necesario hacer para que se hagan todos cristianos. Y verdaderamente que la isla tiene gran necesidad de gente para castigar a los señores cuando son merecedores de ello [y] dar a conocer a aquellos pueblos las cosas de la santa fe católica y adoctrinarlos en ella; porque no pueden y no saben oponerse. Y yo puedo decirlo con verdad, pues me he fatigado para saber todo esto y estoy cierto de que se habrá comprendido por lo que hasta ahora hemos dicho; y a buen entendedor, bastan pocas palabras. Los primeros cristianos en la isla Española fueron, pues, los que arriba hemos dicho, a saber, Naboría, en cuya casa había diecisiete personas, que todas se hicieron cristianas, con darles sólo a conocer que hay un Dios, que ha hecho todas las cosas, y creó el cielo y la tierra, sin que otra cosa se discutiese ni se les diese a entender, porque eran propensos a creer fácilmente. Pero con los otros hay necesidad de fuerza y de ingenio, porque no todos somos de una misma naturaleza. Como aquellos tuvieron buen principio y mejor fin, habrá otros que comenzarán bien y se reirán después de los que se les ha enseñado; con los cuales hay necesidad de fuerza y castigo. El primero que recibió el santo bautismo en la isla Española fue Juan Mateo, el cual se bautizó el día del evangelista San mateo el año 1496 y después toda su casa, en la que hubo muchos cristianos. Y más adelante se iría, si hubiese quien los adoctrinase y les enseñase la santa fe católica y gente que los refrenase. Y si alguien me preguntase por qué yo creo tan fácil este negocio, diré que lo he visto por experiencia y especialmente en un cacique principal llamado Mahubiatíbire, el cual hace ya tres años que continúa con buena voluntad, diciendo que quiere ser cristiano y que no quiere tener más que una mujer, aunque suelen tener dos o tres y los principales diez, quince y veinte. Esto es lo que yo he podido saber y entender acerca de las costumbres y los ritos de los indios de la Española, por la diligencia que en ello he puesto. En lo cual no pretendo ninguna utilidad espiritual ni temporal. Plegue a Nuestro Señor, si esto redunda en beneficio y servicio suyo, darme gracia para poder perseverar; y si ha de ser de otra manera, que me quite el entendimiento
Fin de la obra del pobre ermitaño Ramón Pané

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